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jueves, 15 de enero de 2015

Los adioses de Peralta

Morir en el escenario... 

¿Insólito?, ¿escalofriante?, ¿poético?  Lo cierto es que el 8 de febrero de 1967 sucedió en Bogotá. La Compañía española de teatro universal Alejandro Ulloa de paso por el país, estrenaba en el Teatro Colón la comedia Los intereses creados escrita por Jacinto Benavente, premio nobel de literatura.

Gracias a la intermediación del señor Reder, empresario (productor) de la compañía, el papel de Pantalón había sido concedido al filipino Jaime González Anguita, actor y profesor de Lingüística radicado desde hacía varios años en la capital. 

Aquel jueves, al finalizar uno de sus parlamentos, el actor se desplomó frente al público debido a un infarto cardíaco; naturalmente la función de esa noche no pudo continuar.

¿La compañía siguió en temporada?... Sí. 
¿Por qué?, el empresario lo expresó con estas bellas palabras:
"¿Acaso no ha oído usted que cuando muere el rey, se grita 'Viva el Rey'?"



En: El Tiempo

Esta breve anécdota del teatro en Bogotá es también un pretexto para recordar y vitorear en homenaje a aquellos que han dejado en los últimos tiempos la escena teatral del país. 

El maestro Enrique Buenaventura (2003), los hermanos dramaturgos Manuel (2004) y Juan (2008) Zapata Olivella, Fanny Mickey (2008), los actores Blas Jaramillo (2007) y Fernando García (2013), el director del TICH Rodrigo Carreño (2009), el maestro titiritero Gabriel Esquinas (2009), el dramaturgo Carlos Perozzo (2011), los actores, directores y dramaturgos Jairo Aníbal Niño (2010), Eddy Armando (2011) y Fernando Peñuela (2011).


A todos aquellos que partieron el año pasado, los actores: Alberto Valdiri, Robinson Gómez del grupo Correo de voz, Danilo García de Ensamblaje Teatro y Proyecto Collage; el actor y director de teatro universitario Jairo Florián, la actriz de antaño del TPB y del Teatro Libre Celmira Luzardo, el maestro Rodrigo Saldarriaga, y la actriz Consuelo Moure, autora del libro: El teatro universitario colombiano 1968-1975 y esposa del maestro Paco Barrero.

Sin encontrar otra manera para finalizar estas líneas, así reza el epitafio de quien murió pocas horas después de haber sido su propio enfermo imaginario: “Aquí yace Molière, el rey de los actores. En estos momentos hace de muerto y de verdad que lo hace bien”.

miércoles, 31 de diciembre de 2014

Teatro en Bogotá. Una panorámica del 2014


Tablas para la escena

En el 2014 nuevos lugares abrieron sus puertas para asistir a teatro: La Fábrica, Industria Cultural (Dg 46 n° 15b 23); El espacio de Teatro Occidente (Kr 10 n° 24-65); Cine Tonalá (Kr 6 n° 36-37); El cubo, plataforma de las artes (Kr 22 n° 63b01); el Centro Cultural Teatro Experimental de Fontibón (Kr 24d bis n° 99-28); la sala del centro del Teatro La Baranda (Calle 9 n° 5-65); y La sala Vargas Tejada que se suma a los espacios para la escena ubicados en los pisos altos del Centro Comercial Los Ángeles (Calle 19 n° 4-71). Así mismo, es ineludible señalar la reapertura del Teatro Colón, que se dio en el mes de julio luego de una remodelación que duró más de seis años.

Este aumento en el número de espacios para la escena en los últimos años corresponde, de alguna manera, tanto a las dinámicas de la cartelera teatral que cada vez presenta mayor variedad de formatos estéticos como al apoyo de la administración pública y a la práctica de nuevas formas de gestión a través de recursos virtuales: redes sociales, blogs y páginas de promoción de la oferta teatral de la ciudad. Trabajo en el que se destaca sobremanera la página Kiosko Teatral a tal punto que se creó su homóloga para la ciudad de Medellín a principios de este año.

De igual manera, expresión de este dinamismo son las programaciones permanentes en los espacios de Casa E y del circuito de la Fundación Teatro Nacional; muy seguidas en esta intención por el Teatro Libre y Ditirambo Teatro, teatros que cuentan cada uno con dos sedes. Por parte de la administación distrital se destaca la programación constante de variadas expresiones artísticas con entrada libre, incluido el teatro, en la Fundación Gilberto Álzate Avendaño (Calle 10 n° 3-16), el Teatro Villamayor (Kr 34b n° 36-04sur) y las bibliotecas de la Red de Bibliotecas Públicas, cuya labor es de enorme importancia para el fortalecimiento de la democratización del arte. También son con entrada libre las funciones de los montajes resultados de los procesos de formación de las carreras en artes escénicas de las universidades públicas Pedagógica y Distrital.

Dentro de este panorama de los espacios para disfrutar del teatro, el Teatro Mayor Julio Mario Santodomingo se destaca con singularidad pues logra ofertar con antelación su programación anual tanto de teatro nacional como extranjero.



Viejitas pero sabrosas

Luego de haber transcurrido 20 años desde su estreno y tras temporadas y funciones especiales, el 2014 es el año que despide de la escena teatral a La siempreviva del Teatro El Local. En relación a esta obra, hay que referirse al cada vez más frecuente señalamiento de distintas obras de la cartelera teatral con el rótulo de hiperrealismo como una manera práctica de referenciarlas.

Sea cual sea la oscuridad de esta apreciación baste recordar algunas construcciones de La siempreviva para apartarla de este término: la acción simbólica cuando se identifica la bandera de Colombia con la ropa que se cuelga en el patio y luego se pone de “luto”, la aparición de un fantasma: el de la muchacha desaparecida, e incluso la misma escenografía de la obra luego de haber salido de la ahora inexistente sede de El Local.

Con este punto final de la obra, habrá que esperar que la versión en cine que se está realizando pueda ser tan rica estéticamente como lo fue su puesta en escena y como lo es su historia.

Escrita por Felipe Vergara y estrenada por el Teatro Varasanta en el 2005, Kilele, una epopeya artesanal, es otra obra que continúa presentándose, para bien, en las salas de Bogotá. Este grupo dirigido por Fernando Montes se ha caracterizado por desarrollar un teatro que inclina la balanza de la creación escénica desde el trabajo actoral y la dirección de actores.

Aunque, desde hace tiempo, Kilele ha sido una obra que presenta cambios en su grupo de actores, no pasa desapercibido la ausencia de la actriz Isabel Gaona y de su elaborado personaje de Rocío. Este año ella actuó en el proyecto Corroptour bajo la dirección de Veronica Ochoa. Así mismo, es de resaltar el trabajo de Magda Niño, que aunque no es integrante estable del grupo, presenta una actuación inmejorable que combina trabajo vocal, presencia y entrega en el escenario y una bellísima construcción de personaje.

Otra obra a destacar, esta vez, debido a su riqueza en la construcción de la situación y el lenguaje dramatúrgico es Obra de interés social de Changua Teatro, escrita por Andreshito Rodríguez y ganadora del Concurso de Dramaturgia Contemporánea 2009. También siguen vigentes en la cartelera de la ciudad, y con justa razón, los monólogos de Ditirambo Teatro: Gilaldo Sampos y Ni mierda pal perro, estrenadas en 1998 y 2006 respectivamente. Y De caos y deca caos del Teatro La Candelaria, estrenada en el 2002 y que, al igual que la más reciente creación del Teatro Varasanta: Banquete Antropofágico, también podrá verse en el 2015 en el Teatro Mayor.



La creación pública

Sin lugar a dudas el apoyo gubernamental ha jugado un papel importante para dar feliz término a apuestas necesarias para el teatro de la ciudad. Baste recordar las ya nombradas: Kilele que recibió la Beca Nacional de Creación 2005 del Ministerio de Cultura y La Siempreviva que fue Beca de Creación Colcultura 1994.

Repasando algunos proyectos del 2014 que también contaron con el apoyo de la administración pública encontramos la obra El silencio de las cosas rotas, realizada mediante el apoyo de la Beca interdisciplinar de mediano formato 2013-2014 de IDARTES, en la que convergen diferentes cuadros dramatúrgicos bajo la dirección de Katalina Moskowictz; y en la que participa su proyecto teatral La Navaja de Ockham y la compañía de danza Cortocinesis.

En particular se destaca la dramaturgia de Pedro Miguel Rozo con una progresión rigurosa de la situación y una estructura audaz para presentar el universo de sus personajes. También se resalta la comicidad de la dramaturgia de Felipe Botero con una puesta en escena de títeres de mesa en la que la precisión en el movimiento y en la que, al igual que en la escena basada en el relato de Juan José Millas, la vitalidad de la interpretación de Carlos Velásquez y Juanita Cettina resalta.

Es destacable la gestión artística que ha emprendido La Navaja de Ockham para la consolidación de sus proyectos, así como la apuesta de la dirección en la exploración de diferentes posibilidades plásticas de la escena. De todas maneras se puede apreciar mejor las obras de este proyecto teatral que se sustentan en el trabajo actoral como sucede en Quemado, de Erik Leyton, y en El gran cuaderno de Agota Kristof; y aquellas que se sustentan en dramaturgias con mayor complejidad y contundencia narrativa como sucede con ésta última.

De las obras que fueron ganadoras de la Beca de creación de títeres y animación de objetos del Ministerio de Cultura, es necesario destacar la obra La peor señora del mundo, basada en el cuento homónimo de Francisco Hinojosa, realizada por el grupo La libélula dorada.

Esta obra pone en escena los temas de la violencia y el maltrato infantil mediante un juego de distancias, tamaños y animación de objetos y una elaboración dramatúrgica pensada con acierto para la infancia. Sin embargo, en comparación con otras obras del grupo, queda en deuda en cuanto a la creación y dinamismo escenográfico como sucede en El dulce encanto de la Isla Acracia, una de las obras más completas de la escena colombiana.

Otra obra que recibió apoyo gubernamental fue Dejame decirte algo, ganadora de la Beca de creación noveles directores de IDARTES, un trabajo cuidadoso de dirección plástica y actoral que sin embargo, da como resultado un montaje monótono debido a la falta de una progresión de los continuos cortes de las escenas reforzado por el diseño de luces y el estatismo constante de los personajes. Esta obra escrita por Rémi de Vos, reflexiona sobre el mismo teatro lo que llevó, como parte de la promoción de la obra, a invitar a personas que no les gusta el teatro. Si así lo hicieron habrá que destinar mucha más energía para nuevamente convencerlos que asistan a teatro.

Esta obra fue dirigida por Fabiana Medina en asistencia de Pierre-Yves Le Louarn; en orden inverso este equipo dirigió para la Universidad Distrital en el 2013 la obra El dragón de Eugene Schwartz, que a consideración del autor de este escrito, fue la creación teatral más completa presentada el año pasado en Bogotá.

Actualmente Fabiana Medina coordina la sala de teatro La Quinta Porra (Calle 11 n° 2-78), actúa, dirige, selecciona y traduce obras como las ya mencionadas, y a las que se les suma las obras leídas en el Radio teatro bar de Casa E: Albatros de Fabrice Melquiot y Pasacambo de Wadj Wouwad. Esta última será la segunda obra de Fabiana Medina como directora de su colectivo Mukashi Mukashi.

Finalmente alrededor del tema de los apoyos hay que decir que si bien se está realizando un trabajo organizado desde IDARTES y el Ministerio de Cultura, aún es mínimo el porcentaje del erario para el arte y la cultura, como también lo es para la salud, la ciencia y la educación. Y que sin duda, el mayor deudor con el país, con la ciudad y con el teatro en particular, es la empresa privada que de manera extraordinaria renueva este compromiso únicamente durante el Festival Iberoamericano de Teatro.



Desde la universidad

Con mención de la obra El Dragón, vale la pena realizar una mirada sobre los procesos de creación en teatro que actualmente se gestan desde las aulas superiores en Bogotá y en otros lugares del país. Así por ejemplo, este año el Laboratorio escénico Univalle dirigido por Alejandro González Puche y Ma Zenghong, presentó la obra El Coloquio de los Perros en el Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá y luego, realizó una gira por España con el apoyo de la Beca de circulación internacional para artistas de circo y teatro del Ministerio de Cultura.

En Bogotá, el Teatro Libre y su carrera en convenio con la Universidad Central mantiene la tradición de integrar actores en formación, graduados y con trayectoria en sus distintos montajes. Por su parte, la carrera de artes escénicas de la Universidad Distrital conserva, como proceso de formación de actores, la invitación de directores extranjeros y nacionales cuyos montajes le ofrecen la oportunidad a la ciudad de apreciar variados caminos de experimentación en teatro. Estos procesos de academia son además una oportunidad para asistir a obras con numerosos actores en escena como pocas veces el teatro profesional suele hacer.

De la producción teatral de la Universidad Distrital durante este año podemos recordar la obra Moretones que no sanarán, una suma de distintas situaciones cotidianas y urbanas de un tono principalmente juvenil, escrita y dirigida por Jorge Hugo Marín director de La Maldita Vanidad, quien en boca de los actores y como parte de un ligero juego metateatral, aprovechó para cuestionarse sobre la linealidad temporal de sus dramaturgias; y que al igual que la composición del espacio escénico compuesto de varios lugares coexistiendo, resulta ser un nuevo camino en las posibilidades de creación de Jorge Hugo Marin.

Como invitado extranjero estuvo el brasileño Glaucio Machado Santos quien dirigió la obra Ropa sucia, versión libre de Los signos del zodiaco de Sergio Magaña, cuya escenografía fue un sinfín de prendas blancas colgadas y cuyo final consistió en detener la historia para preguntarle al público sobre una alternativa a la venta del inquilinato donde transcurría la obra, un cierre sorpresivo y un tanto desconcertante.

La Vorágine (2006) dirigida por Juan Carlos Moyano y El purgatorio de Margarita Laverde (2004), escrita y dirigida por Sandro Romero Rey, son dos ejemplos de obras creadas al interior de la Universidad Distrital, que luego se presentaron en versiones pasadas del Festival Iberoamericano de Teatro, entre otras programaciones.

Este año la Universidad Pedagógica presentó bajo la dirección de Carlos Sepúlveda la obra Las brujas de Salem de Arthur Miller, dramaturgia que expresa la universalidad del lenguaje dramático al tiempo que es una lección magistral para los actores acerca de la construcción de personaje por lo que no es extraño que haga parte cada tanto de los procesos académicos. La Universidad Distrital la montó en el 2008 con una entrañable sobriedad poética del director Dieter Welke y años atrás también fue llevada a la escena por el Teatro Libre.

A propósito de Carlos Sepúlveda, quien es uno de los más destacados estudiosos del teatro, es preciso mencionar la búsqueda que está desarrollando con su grupo Teatro Occidente alrededor de nuevas formas de teatralidad. Similares búsquedas, desde otros puntos de partida, son las realizadas por Mapa Teatro y por Víctor Viviescas en trabajos recientes, quien también es otro gran estudioso del teatro con el que cuenta la ciudad.

Alrededor de estos caminos sobre nuevas formas de habitar la escena se puede situar, proporcionalmente, Ulcus, tentativas de la crueldad del Proyecto 2046; que es una obra sin una narrativa escénica construida a partir de estaciones de acciones e imágenes significativas alrededor del mundo de la mujer y que alude al cuento de Alicia en el país de las maravillas.

Como parte de la producción de las universidades durante este año resulta meritorio el Ciclo de lecturas dramáticas “Teatro contemporáneo brasileño”, que reunió 14 instituciones del país, entre universidades y academias, con planes de estudio en educación artística, en teatro o en actuación; realizado en las instalaciones de la Academia de Artes Guerrero en el marco del XIV Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá.



Sólo un Iberoamericano

Como es costumbre cada dos años el Festival Iberoamericano de Teatro es el evento que eclipsa artísticamente la ciudad. Reúne espectáculos de narración, circo, danza, música y teatro para todos los tipos de espectadores: curiosos y aficionados, elitistas y desplatados, esnobistas y especialistas.

Ya se ha dicho bastante sobre el festival por lo que sólo resta referirse a la obra Solos de Wajdi Mouawad un unipersonal donde la dramaturgia, como acto para la escena, reclama su total validez en la creación contemporánea capaz de integrar de manera coherente nuevas formas de exploración escénica. Y a la obra Kokoro, de la Casa del Silencio presentada durante el festival en el Teatro Varasanta y en la CasaTercer Acto (Calle 3 n° 1a 72), que es una muestra más de las posibilidades del teatro silente.

De esta agrupación liderada por Juan Carlo Agudelo es destacable la profundidad que desde el gesto de cuerpo entero alcanzan los actores y que se ve reflejada en toda sus obras, sin embargo aún falta por encarar relatos con mayor complejidad que supere el nivel de descripción de situaciones como sucede en Entre mortales y La belleza y la fealdad; y en el alcance de una claridad en el relato que por momentos se ausenta en Woyzeck, La boda y La Celebración: un gesto del deseo.

Retomando el ciclo de lecturas dramáticas del país invitado al Iberoamericano, el cierre de este aparte es para los espacios que han establecido esta práctica durante este año en la ciudad: Las benditas lecturas de los sábados en la sede de La maldita vanidad, el Radio teatro bar de los martes en Casa E, y ocasionalmente, las lecturas en la Casa del Teatro Nacional y en el restaurante bar A seis manos.



La primavera de la información

Desde el 2013, bajo el nombre de La primavera teatral, se dilucida un intento por identificar una ola de jóvenes (menores de 40) creadores de la escena; que en principio, cumplirían la condición de ser dramaturgos-directores que han montado obras con una favorable opinión del público.

Sin embargo, estas fronteras se han ido ampliando para integrar nuevos nombres como el de Laura Villegas y Mateo Rueda, que no son dramaturgos, y omitiendo sin razón, a los otrora nombrados Santiago Merchant y William Guevara.

Podría pensarse que la exclusión es la regla. Exclusión del trabajo de otros jóvenes de la capital que no son nombrados como Eduardo Guevara y su Laboratorio de creación Rhema; de otros jóvenes más jóvenes como Juan Camilo Ahumada y su Proyecto 7pecados o Carolina Ribón y su colectivo teatral Hamuy Munakuy, entre muchísimos otros jóvenes del teatro. Exclusión de los creadores innovadores que no son jóvenes, algunos nombrados anteriormente en este escrito. Y exclusión de la producción teatral “joven” de otras latitudes del país.

De todas maneras no debe haber un sobresalto por lo anterior pues lo que verdaderamente une y que es importante de esta primavera es el interés por la escena teatral de los mayores medios informativos del país: El Espectador, El Tiempo y la Revista Semana, que son quienes han persistido en esta definición; y lo que resta es que los entrevistados por estos medios amplíen la mirada del periodismo sobre el actual teatro de la ciudad y del país.

Propicio es comentar que el trabajo del colectivo Hamuy Munakuy permite establecer una relación con las indagaciones del Teatro Itinerante del Sol de la maestra Beatriz Camargo y de Juan Monsalve y su Teatro de la Memoria que este año estrenó la obra Segismundo, en la que pese a procesos de la dirección y la actuación por afianzar, logra transmitir el poder narrativo y simbólico de un mudra y confirma, una vez más, la versatilidad en escena de la actriz Yenny Alexandra Castro.

De la producción hasta ahora enmarcada en esta primavera teatral es loable la elaborada dramaturgia de la caleña Martha Márquez en obras como: Blanco totalmente blanco y El dictador de Copenhague; esta última fue presentada en el Iberoamericano del 2012 y ganadora de la Beca de creación teatral 2011 del Ministerio de Cultura entre otros premios.

Particularmente de este año es necesario traer a colación la obra Ositos de goma del Teatro R101, escrita por Felipe Botero y dirigida por Hernando Parra y Ramsés Ramos; obra que fue seleccionada como la mejor del 2014 mediante el mecanismo de participación por votos Esto vi del Kiosko Teatral.

Como ya es característico en este grupo, Ositos de goma cuenta con una escenografía detallada (en esta ocasión realizada por Mateo Rueda y Carla Zamora) acompañada de un ritmo dinámico, que combina situaciones ágiles y divertidas con escenas pausadas y serias, para poner en escena el descontento por situaciones persistentes al interior de las instituciones educativas de la ciudad.

Sin embargo, puede objetársele en relación a la historia la prescindibilidad o falta de cohesión de la escena en la que la coordinadora cuenta su situación personal o la reiterada escena de acentuación morbosa que logra desdibujar el personaje del profesor de historia y que sumada al desenlace de la obra en la que se sabe que dos profesores tienen y tuvieron vínculos personales con estudiantes hace perder lucidez a la obra como radiografía social. Se destaca, por el tiempo de búsqueda en el personaje o por otras razón, la presentación de los actores que hacen parte de la obra desde su estreno.



El pico del Iceberg

Aunque esta reflexión principalmente ha resaltado el trabajo de dramaturgos y directores no por ello desconoce la prevalencía fundamental del actor; por el contrario, es muestra de la ya alcanzada madurez actoral de la escena bogotana que desborda la observación y los párrafos de esta mirada general en teatro.

Muestra de ello, desde un punto de vista, son los cada vez más frecuentes formatos escénicos que con independencia del teatro acogen al actor como es la Impro, anteriormente denominada como teatro deportivo, la performance de actores y los números de clown; y que hoy se suman al cine y la tv como espacios para capitalizar la experiencia del actor.

Así mismo, en términos de madurez del teatro de la ciudad, que en la actualidad sería una mezcla de innovación en la estructura dramatúrgica, identidad de la actuación, estudio de las posibilidades narrativas de la puesta en escena y constancia en la gestión y producción de las obras; se puede contar con grupos como Teatro Petra y Umbral Teatro. Del primero, recordar la obra Sara dice, en la que además de la cautivadora actuación de Rosario Jaramillo, Fabio Rubiano director y dramaturgo de la obra se da el lujo de destacarse igualmente.

Sin duda, en cuanto al grupo encabezado por Carolina Vivas e Ignacio Rodríguez hay que mencionar el montaje En donde se descomponen las colas de los burros que resulta ser un acierto de cabo a rabo. Al inicio puede sentirse que se esta asistiendo a otro melodrama estucado por nuestro conflicto nacional matizado por los arreglos musicales y el juego de cuadros escénicos recurrentes en este grupo; pero luego, una reinvención del personaje que se niega a ser lo que la escritura dispuso para él, una tasada pero significativa inclusión de recurso tecnológico y un final enmudecedor logran desanestesiar al público frente a este sino trágico del país. Esta bella creación es secundada por las actrices Carolina Beltrán y Andrea Sánchez entre otros actores.



Los peros que nunca sobran

De la oferta teatral en Bogotá la ausencia más persistente reside en la programación de obras producidas en otras latitudes del país y que el sector público podría aminorar mediante alguna modalidad de gira o estadía por la ciudad. Además del Laboratorio de creación Univalle y de las agrupaciones invitadas por el Festival Alternativo de Teatro, la Corporación Cultural Jayeechi, entre otras; este año se presentó en la capital el Teatro Esquina Latina, el Teatro El Paso y el Teatro Independiente de Chipre TICH con motivo de la celebración de sus 35 años.

De las obras que dejan una deuda con la escena, mencionar Hijos del continente, que invita a cuestionar la dirección pues además de proponer con ligereza la puesta en escena no saca provecho ni creativa ni numéricamente de los actores. Una obra con una similar narrativa y de la que se puede extraer una lograda posibilidad de estos textos no pensados para las tablas es la obra Europeana de República Checa presentada en el Iberoamericano con una escenografía en diálogo con los textos y una exigencia de exploración, por ejemplo, del grotesco y el caos por sus actores.

Así mismo la obra con temática histórica Opus póstuma escrita y dirigida por Camilo Ramírez, y con actores de trayectoria como Fernando Pautt, Martha Guerrero, Juan Manuel Combariza y Carlos Araque, presenta una ausencia de acción y progresión narrativa, y solicita una mayor elaboración de los personajes que supere el estereotipo regional. Y por último, la obra El otro animal de VB Ingeniería teatral, que al parecer se construyó desde una preguntas tan personales que sólo dialoga con sus mismos creadores; y a la que se le suma una escenografía y trucos de magia tan caprichosos por no decir que innecesarios. Finalmente queda presentar excusas por las omisiones de este panorama teatral en el que faltó reflexionar sobre el teatro de calle entre otras formas de vivir el teatro en Bogotá.


¡Feliz año nuevo teatral!

jueves, 18 de diciembre de 2014

Memorias de teatro

Obra: Kilele
Dramaturgia: Felipe Vergara
Dirección: Fernando Montes



Obra: Mujeres en la guerra
Dirección: Fernando Montes
Actuación: Carlota Llano



Obra: La historia del Príncipe Chi
Dramaturgia: Juan Monsalve Pino
Dirección: Álvaro Hernández




Obra: La procesión va por dentro
Dramaturgia y dirección: José Domingo Garzón

martes, 16 de diciembre de 2014

Teatro de Universidad

Obra: Fin de Partida
Dramaturgia: Samuel Beckett
Dirección: Camilo Ríos


Obra: Recorrido en redondo
Dramaturgia: Carlos José Reyes
Dirección: Jorge Herrera